sábado, 29 de octubre de 2022

FALTA GESTIÓN CON DESCENTRALIZACIÓN ECONÓMICA Y ADMINISTRATIVA. - Mag. FULGENCIO QUISPE APAZA. FACILITADOR EN PROCESOS SOCIALES.

 

Nos hace mucha falta una gestión pública con descentralización económica, financiera y administrativa, debido a que desde los distintos gobiernos nacionales de turno al momento no muestran efectividad en relación a lo que afecta a la mayoritaria población nacional, como es el cierre de brechas, lo mencionan lo publicitan sin embargo en la práctica siguen siendo buenas intenciones y gran parte de la responsabilidad se le entregan a los gobiernos locales y regionales, y con algunos enunciados como de obligatorio cumplimiento, los cuales no han tenido el efecto esperado a través de los diversos periodos del  gobierno nacional peruano y para puntualizar, en este enfoque sólo analizaremos a uno de ellos; el Eje y Lineamientos de Gestión N° 5, Descentralización para el desarrollo del cual consideramos, como política de gobierno de poco efecto del pasado año del Bicentenario, sin embargo nos permite ver los niveles de planeamiento estratégico y modernización de la gestión pública en el Perú, que dan claras muestras de incumplimiento y retrasos, debido a la ola de incertidumbre y crisis política, la pasada pandemia cuyas secuelas siguen, la crisis internacional y crisis política, social, valores y enfrentamiento de poderes en el Perú que aún se mantienen paralelo al otro contexto de cambios sociales, económicos y tecnológicos, y el contraste de los niveles de gobierno, existentes en el Perú, que requieren adaptar su estructura institucional a los retos planteados por estos cambios globales y regionales. En tal sentido, la iniciativa de modernizar la gestión pública nacional es plausible y necesaria, y los servidores públicos en su mayoría observan con cierta simpatía y algo de esperanza, siempre y cuando estén orientados a corregir integral y efectivamente los graves vicios y deficiencias existentes en la administración pública actual, que son situaciones analizadas en eventos nacionales, en las cuales en ocasiones logramos participación.

Vemos también que los gobiernos a nivel nacional no han tenido reales voluntades de modernizar ni mejorar la calidad de la gestión pública por ende no logra una efectiva descentralización. Hay una especie de colapso del aparato estatal a través de diversas políticas que han conducido más y más a la burocratización, la proliferación de instituciones públicas, incremento explosivo del personal, politización de la gestión pública y sobre todo generando todos los mecanismos para el incremento de actos de corrupción.


Si analizamos las responsabilidades de los tres niveles de gobierno vemos que desde el Gobierno Nacional a la fecha no se clarifica una real voluntad de una real modernización de la gestión pública en función a objetivos del desarrollo nacional, y descentralización por el divorcio existente con el parlamento, que no ayuda en nada. Y con pasada coyuntura de pandemia con el COVID-19, la crisis de gobierno y los niveles de corrupción renovaron en cada periodo gubernamental y también tocó las puertas de los gobiernos regionales y locales, que hoy son motivo de investigación y sanciones y compromete al Poder Judicial y Ministerio Público. Hoy se nos presenta un panorama incierto para los siguientes años, que requieren una real reactivación de las fuerzas productivas, que sebe iniciarse con una real reforma o cambio de Constitución, como prioridad. El cual parece lejano, debido a la crisis política que vive el Perú. Lo otro, en nuestro análisis encontramos que todo intento de reforma fue premeditadamente equivocado e intrascendente (CEPLAN, PLAN BICENTENARIO AL 2021), trabajado en gabinete, por determinado equipo de profesionales de una casa superior de estudios y con una tendencia política definida, que no representa a todos los sectores del país, porque para su elaboración no se convocaron a los representantes de todos los sectores del país.

Por cierto, todos, estos antecedentes negativos en la historia de la administración pública nacional, no permiten una efectiva descentralización nacional, el cual es responsabilidad política de todos los gobiernos de turno. Un diagnóstico de este tipo definitivamente no garantiza una real modernización de la gestión pública, sino que conduce a la toma de decisiones equivocadas. Sin embargo, pese al crecimiento en lo económico en el Perú, hay brechas considerables en servicios e infraestructura, con mayor notoriedad en lo rural. (Instituto Nacional de Estadística e Informática, 2012).

Lo otro, con el modelo económico implantado desde muchos años, y la misma constitución vigente, van de la mano con las claras deficiencias en la Descentralización y Política Nacional de Modernización de la Gestión Pública muy a pesar que se han aprobado una serie de decretos por parte de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM). (Secretaría de Gestión Pública de la PCM, 2010).

En la mayoría del ámbito nacional peruano, se viene notando que los gobiernos regionales y locales tienen serias dificultades en la conducción. En tal sentido, es un tema que también recae a las leyes electorales que permiten el acceso de personas sin calificaciones mínimas a cargos de alta responsabilidad y desconocimiento de los mecanismos de la gestión pública. Los mayores desaciertos que se han mostrado a nivel nacional, es el arbitrario uso de los presupuestos y los escasos resultados mostrados por las instituciones públicas por la escasa capacidad de gestión. Por lo tanto, una verdadera descentralización y modernización de la gestión pública debe empezar por hacer más exigente las evaluaciones para acceder a cargos políticos, cerrando las posibilidades a la estafa electoral y la mediocridad de los políticos.

La otra falta de descentralización se vive en el ámbito regional en las capitales de regiones. Hace falta que los proyectos que apruebe el Plan de Desarrollo Concertado Local y Regional de Moquegua y el CEPLAN dentro de su Plan de Desarrollo, tengan tratamiento especial del MEF., para tener el Vº Bº. Y se logre ejecutar sus proyectos en menor tiempo. Tenemos muchos recursos humanos y geográficos, no debemos vivir como estamos, la bonanza de nuestra riqueza exportable no debe permitir que se tenga altos índices de desocupación y pobreza. El CEPLÁN debe impulsar la redistribución de la bonanza exportadora, esa debe ser una de sus principales tareas, pero los gobiernos locales (aunque hoy, primero tenemos que superar la pandemia Covid-19) y los gobiernos locales y regionales y su personal técnico no debe cruzarse las manos, deben mostrarse motivadores, ante el vacío de liderazgo en esta materia de las mismas autoridades, la burocracia local, regional mira, pero no interviene, como esperando el mando superior.

Los gobiernos y el Estado deben atender a cuestiones básicas y empezar desde lo local mediante descentralización de las responsabilidades, el compromiso de la comunidad y el cambio de las prioridades, aplicando un manejo adecuado de recursos de propiedad pública, mejorando la gestión de demanda para una mayor eficiencia. Mientras las empresas deben incentivar un cambio organizacional profundo, que promueva nuevas y mejores relaciones entre los actores (empresarios, trabajadores, proveedores, comunidad), impulsar la responsabilidad ambiental a través del fomento a buenas prácticas de autorregulación ambiental, asumir los efectos ambientales de conductas organizacionales sobre las personas y el entorno, como parte de un proceso de mejoramiento continuo. El arreglo institucional para impulsar la descentralización se debilitó, aún más de lo que estaba, cuando se disolvió el Consejo Nacional de

Descentralización y se creó la Secretaría de Descentralización, la misma que carece de autonomía técnico-administrativa, política y económica. (Estudio de Descentralización del Perú, Controlaría General de la República, 2014)

A manera de conclusión debemos señalar; Si bien es cierto que el proceso de descentralización ha dotado de mayores recursos a las regiones. Entre el 2005 y el 2012, el presupuesto manejado por los gobiernos regionales ha incrementado en 143%, lo que indica que al 2012, los gobiernos regionales manejan cerca de 2.5 veces el presupuesto que manejaban en el 2005 (Ministerio de Economía y Finanzas, 2013). Asimismo, los gobiernos locales manejaron 183% más presupuesto en el 2012 que en el 2007. Pero no lograron cerrar brechas; (Ministerio de Economía y Finanzas, 2013).

En consecuencia, el problema no está en la falta de un sistema eficiente de planeamiento, y mucho menos en su articulación con el sistema de presupuesto público, sino en la falta de voluntad política e incapacidad de las autoridades elegidas para hacer gestión en función a la descentralización, económica, financiera, administrativa, en base a objetivos y resultados concretos. Ninguna norma pone orden al manejo arbitrario del presupuesto público. En este contexto, los servidores públicos no tienen capacidad de decisión, sino solamente obedecen órdenes superiores centralistas.

Sin embargo, otra de las causas principales y preocupantes, es la certeza que en el gobierno nacional no hay voluntad política de Descentralización ni respetar el Plan Bicentenario y los PESEM, porque el Ministerio de Economía y Finanzas, así como el Palacio de Gobierno, reciben y cumplen las “recetas de gobierno” dictadas por el FMI, el Banco Mundial y otros organismos poderosos del exterior. Sucede en todos los niveles de gobierno en el Perú, y algo más, pareciera que el principal papel que le dieron a los titulares de pliego es que tengan que adaptarse a los poderes externos y ellos, tan solo se dediquen a cumplir con las invitaciones, realizar vida social, las inauguraciones, las reuniones interinstitucionales, entre otras, que explicarían de por qué no funcionan los planes y no se avanza con la modernización de la gestión pública en el Perú.

fulgencioqa@gmail.com

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